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La evolución de estas técnicas ha llevado a la creación de composiciones cada vez más elaboradas y personalizadas, donde los cuadros con musgo dejan de ser elementos rectangulares standard para adoptar formas geométricas abstractas, mapas del mundo, siluetas de animales o cualquier diseño que la imaginación del diseñador o las necesidades de los clientes puedan concebir. Estos cuadros con musgo se convierten así en piezas únicas y site-specific, diseñadas para integrarse a la perfección en la arquitectura y la paleta cromática de un espacio concreto. El proceso de creación implica un meticuloso trabajo artesanal, seleccionando y combinando diferentes tipos de musgos, líquenes y otros elementos botánicos estabilizados para lograr las gradaciones de color, volumen y textura deseadas.